Es mejor no hablar.
Cruzás y descruzás las piernas, mirás el reloj. No te atrevés a mirarme, yo no
puedo quitarte los ojos de encima. Estamos en silencio, la radio no se va a
callar. Vos te desdibujas, pasás a ser una silueta, un adorno más en la casa.
Decidís que te vas, casi gesto tácito, bandera blanca y te rendís. Fuimos
víctimas de un dulce exterminio, tan íntimo, tan nuestro. Mis palabras como
granadas, tus lágrimas-trinchera, te refugiabas en esas gotitas de sal y yo solamente
pensaba en esa primera tarde de Abril.
Pudimos querernos
tanto.
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