Me armo de nuevo y
empiezo a pensar si hoy, soy tu reflejo o el de ellos. Pieza a pieza, y cada
tanto quiero dejar de ser o encontrarme. Soy una de tus revoluciones a medias,
un intento de cariño y un dispenser de tus lágrimas; pero también soy un grito
ahogado, alguien que sonríe sin querer, y una chica que te espera.
Porque podemos pintar de nuevo la fachada, (tratar de) olvidar los juramentos que hicimos, pero vos, seguís ahí, inamovible, y solo hace falta quitar una, dos manos de color azul, y que aparezcas.
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